A riesgo de ser encasillado dentro del lote de blogs que hacen eco de un hecho, por desgracia, habitual y «natural» en cualquier desarrollo software quisiera verter mi opinión sobre el hecho.
En toda gestión de proyectos suele ocurrir este tipo de cosas; no creo que debamos alarmarnos por un mero retraso respecto a la fecha estimada (y acostumbrada).
Quizás debamos tomárnoslo como un aviso o una señal de que el trabajo que requiere mantener y desarrollar Ubuntu ha podido alcanzar un punto de inflexión en cuanto a la capacidad de absorber trabajo que tiene su comunidad de desarrolladores.
Esperemos que quede en un mero susto, que pueda subsanarse a corto plazo el problema de modo que no tengamos que esperar demasiado para disfrutar de la nueva versión y que sirva para que otros desarrolladores arrimen el hombro en la titánica tarea de contar con un sistema operativo alternativo al ventanuco de la empresa de Redmon.