Imagina que has distribuido una versión de tu aplicación, que está en uso y, pasadas unas semanas, tienes lista nuevas funcionalidades que quieres incorporar en casa del «cliente».
Algo parecido es lo que me ha ocurrido recientemente con una aplicación web que le he desarrollado a mi hermano para simplificarle algunas tareas de gestión en el colegio en el que trabaja.
Aunque le podría haber enviado un archivo comprimido con la versión nueva de la web preferí reducir el tamaño del fichero y aquí os dejo cómo hacerlo por si os resulta de utilidad en un futuro (o yo no me acuerdo de cómo lo hice 😅)