El otro día un compañero me comentaba que no podía abrir un fichero (en Windows, of course) y, como pensaba que igual estaba corrupto, me preguntaba si existía alguna forma de recuperar el fichero porque contenía datos importantes para él.
El fichero en cuestión ocupaba algunos KB por lo que parecía haberse descargado bien, así que opté por otro enfoque.
Recordando las veces que había descargado una imagen de alguna web y puesto una extensión equivocada (o directamente, no le había puesto extensión, dejando sólo el nombre del fichero 😅) opté por usar el fantástico comando file que viene en cualquier distribución Linux para ver con qué estábamos tratando.