Imagina por un momento que tienes acceso, mediante SAMBA, FTP o servicio similar, a algún equipo o servidor pero que no tienes la posibilidad de conectarte usando SSH ¿te gustaría poder trabajar contra el sistema de archivos de ese ordenador como si tuvieses una terminal abierta en él?
Ese es el problema que se me planteó el otro día en el trabajo: solicité que se montase cierta parte del sistema de archivos utilizada por los servidores de producción y me lo habilitaron mediante el «dichoso» SAMBA de Microsoft cuando yo lo que quería era acceso via SSH para lanzar una serie de scripts y comandos desde la terminal Bash.
Por suerte, el amigo Pepe me contó el truco para evitar dicha «contrariedad» (gracias «monstruo») y en este artículo quiero compartirlo con vosotr@s.