
Si se tuviera que poner un porcentaje en relación a la importancia en una producción audiovisual entre lo que es el audio y la parte visual, fotografía o vídeo, la media sería al 50%. Por lo que en una producción audiovisual sea del tipo que sea el audio es una parte tan importante como el vídeo.
Su poder narrativo es muy elevado, puesto que en cine podemos sustituir elementos por sonidos sin que su emisor o los elementos que los producen estén presentes en el rodaje. Un ejemplo puede ser el simple ladrido de un perro; sólo el hecho de oírlo el espectador deducirá que tras esta pared que salta el protagonista hay un perro sin haberlo visto. Si se oye el ladrido de un «chiguagua» pues nos dará la risa, pero si se oye el ladrido de un perro fiero y nos viene a la mente uno de estos grande y peligrosos, pues temeremos por la integridad física del o de la protagonista.
Lo mismo ocurre con los destrozos: cuando hacemos un cortometraje es difícil encontrar voluntarios para destrozar su coche o el escaparate de su tienda pero, el sonido de un frenazo con el correspondiente sonido de impacto y un primer plano de un actor con cara de estar siendo testigo del accidente, aquí ya ha habido un accidente. Partir de la base de que en el cine todo es mentira.
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